Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

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domingo, 16 de julio de 2017

Sí, sobreviví a opositar

A veces, las estrellas se alinean y los sueños al fin se hacen realidad. Bueno, eso no es del todo cierto. Los que se alinean son todos los factores necesarios y que han estado, en su mayoría, en nuestras manos: trabajo, esfuerzo, preparación, la gotita de suerte… Y nuestros sueños se cumplen, sí. O mejor dicho, hemos hecho que se cumplan. 

La plaza tiene tu nombre; se abre una nueva vida ante ti que, si bien mil veces fantaseada, nunca te habrías imaginado lo bien que sabe. Incluso, te sientes un poquito vacía sin tener que vivir rodeada de libros. La rutina que te ha acompañado durante años, de repente te abandona. Y no la vas a echar en falta. Es tu momento, has puesto el mundo a tus pies. 

Mientras dura, la oposición es bastante desagradecida. Estudiar, estudiar y estudiar sin ver los frutos, sin saber cuándo van a llegar o, incluso, si es que van a llegar. 

A pesar de ello, la conclusión es sencilla: intentadlo. Siempre hay tiempo para fallar. Pero cuando todas las piezas encajan y lo logras, sabes que ha merecido la pena no rendirse. Ha merecido la pena sacrificar esos meses y años. Ha merecido la pena confiar en ti mismo.

Eso sí, cuando lo consigas, no olvides nunca lo que te ha costado, el valor de las batallas que has librado. Y, especialmente, jamás te permitas olvidar todo lo que han hecho por ti las personas que te han acompañado en este viaje. 

Por último, deciros que, aunque a veces nos cueste reconocerlo, las estadísticas están en contra de los opositores. Sin embargo, las posibilidades laborales no se limitan a la oposición. La vida no espera, y a veces tomar otro camino es necesario o aconsejable por nuestro propio bien. Y, desde luego, no es una decisión cobarde, sino todo lo contrario. Ni tan siquiera es un tiempo perdido, porque la oposición enseña tanto la teoría como a madurar. “A veces se gana, otras se aprende”. 

Aquí se acaba “Sobrevivir a opositar”. Porque sí, sobreviví a opositar y ahora toca disfrutar la recompensa.

Me despido dando las gracias a todos los que habéis leído, comentado, escrito emails… estos años. Gracias a mis chicas de la oficina, sin vosotras no habría llegado aquí, os espero en Roma. Gracias a mis Minions, por vivir mis nervios y mis exámenes como si fueran vuestros. Gracias, mis chicas "sisu" por todo el apoyo, estoy segura de que vuestro momento llegará. Y gracias a la Cúpula por animarme a este último post, ahora empieza la mejor parte de todo esto.

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