Detrás de los cantes...

Intentando sobrevivir a esto de opositar, compartiendo este arduo camino salpicado de anécdotas, experiencias y buen humor, para evitar perder la cabeza, ¿te apuntas?

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viernes, 31 de octubre de 2014

¡Abracadabra!

En realidad, esto de la oposición es cosa de magia, ancas de sapo y ojos de salamandras.

Recitamos nuestros libros de hechizos con ahínco, esperando que den sus resultados: que si España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho; que si el que, en ejecución de un plan preconcebido o aprovechando idéntica ocasión, realice una pluralidad de acciones u omisiones; que si los domingos son el peor día que se ha inventado...

También tenemos nuestros propios brebajes: vitaminas, té, café, red bull o todo mezclado a ver si así hace más efecto. Buscamos en farmacias y herbolarios flores contra el estrés, píldoras contra el cansancio y hay panales de abejas subcontratados para fabricarnos jalea real, así, destilada y todo. 

La magia en la que más creemos los opositores es en el poder de los sacrificios: no se necesita altar especial, ni sangre de virgen. Solo olvidarse de gran parte de la vida social y del tiempo libre durante unos cuantos años. Aunque, si se piensa dos veces, creo que hay momentos en que sería más sencillo sacrificar un cordero una noche de luna llena en un altar de oro mazizo (1).

Y lo segundo en lo que más creemos (o nos gustaría creer, en realidad) es en la fuerza de nuestra mente, al sacar los temas de los exámenes: "el x de penal no, el x de penal no, el x de penal ¡no!..." O mejor... ¡una Tardis para retroceder en el tiempo y tener otra oportunidad eligiendo temas!

Y al final, tras canturrear unos cuantos  "¡salacadula, chalchicomula, bibidi babidi bu!", Cenicientas y Cenicientos cambiaremos nuestros harapos (pijama, chándal, bata manta, moño, barba de 3 semanas) por un precioso vestido de gala: una toga, con puñetas y todo.

photo credit: metasarah via photopin cc
Creáis en lo que creáis, no dejéis de avanzar por vuestro propio camino de baldosas amarillas, mientras ponéis en práctica la mejor poción: mezclar, en un caldero humeante, esfuerzo con aguante, optimismo y una pizca de suerte, y ¡voilá! No necesitaréis Hadas Madrinas ni cursos en Hogwarts.


(1) Con absolutamente todo el respeto a los animales y en completo tono de humor, no expresando ninguna opinión a favor del maltrato animal.

jueves, 23 de octubre de 2014

Imprescindible: Descansos

Parece una total contradicción, pero una de las cosas más importantes para rendir estudiando es descansar el tiempo suficiente.

No es sano, ni para el cuerpo ni para la mente, estudiar 7 días a la semana, 12 horas al día, 360 días al año. Para el cuerpo, está claro: acumulas cansancio y llega un punto en que de cada hora real sentado ante los apuntes, sacas 5 minutos efectivos de estudio. No somos máquinas y estudiar cansa mucho más de lo que la "sabiduría popular" considera. 

Pero también mentalmente, estudiar sin descansos puede resultar contraproductivo. Conozco algún opositor (aunque escasos, todo sea dicho) que no hacen descanso semanal escudándose en que así llegarán antes a aprobar. Personalmente, lo respeto, pero no lo comparto; considero que llega un punto es que si no tienes nada más que la oposición en tu día a día, se agota la motivación y ¿entonces qué? ¿Te tomas una semana, un mes para recuperarte? 

Recuerdo aquellas épocas de exámenes en la universidad que, si bien no comparables en cuanto a carga del estudio, sí se pueden comparar en cuanto a intensidad: 15-20 días de estar delante de libros, códigos y apuntes sin quitarse ni el pijama, como quien dice. ¿Aguantaríais así durante meses? Yo reconozco que llegaría un punto en que odiaría tanto el estudiar que ni la "recompensa" de la plaza me serviría para seguir ahí.


Por el otro extremo, esto tampoco implica el otro extremo: descansos cada vez que leemos una hoja, fines de semana de desmadre, un mes de vacaciones, todos los puentes nacionales y de todas las Comunidades Autónomas, vivamos en ella o no... Una ración de seriedad.

Así que podemos dar unos consejos en general:
  • Dicen los estudios varios que nos es difícil estar al máximo de concentración más de unos 50-60 minutos, por lo que aconsejan hacer un breve receso tras ese tiempo. Matizo: 50-60 minutos de estudio de verdad, no de "me coloco, abro el libro, bebo agua, miro las musarañas, miro el libro... uy, ha pasado una hora, voy a mirar whatsapp". Y "breve receso" es "breve" de verdad: ir al baño, levantarte a por agua, beberte un café.
  • Dormir es básico. Es más, también está bastante estudiado que ayuda a la memoria.
  • Lo normal es descansar un día en semana, no hay regla escrita sobre qué día, pero sí una regla "no escrita": aprovéchalo, recarga fuerzas al máximo.
  • Normalmente, olvídate de los puentes y las fiestas varias. La rutina de los opositores no entiende de festivos. 
  • Vacaciones, las justas. Nadie te va a prohibir tomarte un mes para irte a la Conchinchina, ya eres suficientemente mayorcito para tomar tus decisiones. Pero tampoco (prácticamente) nadie te lo va a aconsejar; la vuelta al estudio puede ser un suplicio mucho mayor que el tener solo una semana de vacaciones al año.

jueves, 16 de octubre de 2014

No estás solo

Nadie puede estudiar por ti. No vas a tener a nadie para pasarte las hojas del libro o para sujetarte la mano mientras estás en el preparador o en la academia.

Es tu oposición, opción y un poco maldición a veces, pero una decisión exclusivamente tuya. 

A veces, tu habitación de estudio o la sala de la biblioteca se te antoja una inmensidad, un océano sin fin por el que te llevan las olas, dando tumbos, como si fueses una botella con un mensaje muy claro: "Quiero mi plaza." Y en ese momento, estando a la deriva, te sientes completamente solo. 

Y no eres el primero, ni el único, ni el último...

Posiblemente ni siquiera será la última vez que tengas esta sensación.

Pero lo cierto es que no estamos solos, ni mucho menos. Dejando a un lado familia y amigos de fuera, quien más y quien menos tiene lo que se denomina "amigo opositor".

Dícese de aquella persona que cuando vas a coger el whatsapp para quejarte sobre una asignatura, se te ha adelantado y te invita a unirte a tirarla por la ventana. Aquel siempre dispuesto a acordarse de las muelas de tu preparador cuando te adelanta o cambia el cante. El que te manda fotos con chistes malos, imágenes con frases de ánimo, dibujitos por sus libros o apuntes. 

photo credit: jessleecuizon via photopin cc
Es ese amigo que cuando tienes un mal día con los estudios, se pone en tu piel más que nadie y, por eso, que él te diga que "nunca llueve eternamente" debería ser una verdad absoluta, lo sabe de primera mano. El que te resuelve las dudas más absurdas sin menospreciarte, porque él también las tuvo; el que te pregunta dudas que hacen que te plantees si has estudiado el mismo tema y al final encontráis la solución juntos; el que comparte tu enajenación pre-cante y el estado de ánimo bipolar cuando salen las convocatorias.

Las alegrías y las penas en la oposición terminan siendo compartidas con los compañeros de camino. Nos alegramos por sus buenas noticias como si fueran nuestras, nos ponemos nerviosos con sus exámenes, nos sentimos mal cuando los vemos de bajón.

Y es que, como dice el proverbio, "si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado."

jueves, 2 de octubre de 2014

Querido desconocido... de mi vida como opositor/a

Querido desconocido... de mi vida como opositora: 

Hoy te dedico unas líneas para que dejes de compararme con el hijo de la prima de tu vecina, "que aprobó a la primera" y para que te abstengas de preguntarme "cuántos años vas a dedicarte a estudiar en vez de a trabajar, que ya tienes una edad". 

"Estudiar" no es un trabajo remunerado, pero también requiere esfuerzo y voluntad. Quizá precisamente porque sus frutos no son inmediatos, tiene un sacrificio que no se puede comparar con el que haces tú cuando te levantas para "ir a currar" cada mañana. Ni mayor, ni menor sacrificio, simplemente distinto. Así que, no me juzgues por, según dices, "no tener ni oficio ni beneficio", por estar cansada al final del día y por odiar los lunes como cualquier otra mortal. 

Emplearé los años que necesite para ello. Me caeré y pensaré en "despedirme" a mí misma, en elegir otro oficio. Existe la posibilidad, y lo sé, de no llegar a la meta, al trabajo soñado. Pero mientras ese momento llega o no, me emplearé a fondo por "ascender" y labrar mi futuro laboral. 

Los opositores también tenemos jornada laboral, sabemos bien lo que es tener que hacer horas extra, la rutina nos acosa, pasamos el año anhelando vacaciones. Respondemos ante superiores por nuestros resultados: nuestra familia (que nos mantiene), nuestros preparadores (que tienen expectativas depositadas en nosotros) y ante el director general y el más duro de todos: nosotros mismos, que solemos juzgarnos duramente.

Este es mi oficio, ni más ni menos. Y ya sabes lo que dicen: si quieres juzgar mi camino, te presto mis zapatos.


photo credit: ∆ zzg ∆ via photopin cc

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